Por años, el concepto de sustentabilidad en los negocios fue visto como un aspecto secundario o una acción voluntaria de responsabilidad social. Sin embargo, en la actualidad, se ha convertido en un imperativo. Las regulaciones ambientales cambian constantemente, los consumidores exigen transparencia y los fondos de inversión priorizan empresas comprometidas con la sostenibilidad. En este nuevo escenario, quienes lideren negocios verdes no solo marcarán la diferencia, asegurarán su relevancia en el futuro del mercado.
A pesar de esta realidad, el mundo sigue enfrentando una brecha preocupante: faltan líderes capacitados para gestionar esta transformación. Si bien las universidades han avanzado en la formación de profesionales con sólidas bases científico-técnicas, pocos programas han logrado integrar estos conocimientos con una visión estratégica de negocios sustentables. Aquí es donde entra en juego el Programa Strategic Leadership for Innovation in Green Businesses, una apuesta formativa sin precedentes que busca convertir a los estudiantes en agentes de cambio.
Contexto y desafío latinoamericano
Latinoamérica también ha experimentado volatilidad económica, inestabilidad política y un aumento en las desigualdades sociales, factores que se han visto agravados por la pandemia de COVID-19. Esto ha dado lugar a un alto nivel de desempleo juvenil y a un creciente fenómeno de “fuga de cerebros”, en el que jóvenes profesionales emigran en busca de economías más estables.
A pesar de estos desafíos, está surgiendo una nueva generación de líderes impulsada por un creciente interés en la innovación y el emprendimiento sostenible. Según el último Informe IDE (2024), Argentina y Ecuador se encuentran entre los países con mayor actividad emprendedora en Latinoamérica. No obstante, aún están lejos de alcanzar a líderes globales como Países Bajos, Suecia y Finlandia.
El verdadero desafío radica en fomentar negocios sostenibles y de alto impacto que aprovechen la tecnología verde y la innovación para fortalecer la resiliencia económica y ambiental. Uno de los principales desafíos de la región es incrementar el capital humano emprendedor, fortalecerlo con las habilidades y la mentalidad necesarias para desarrollar empresas basadas en tecnología verde. En este sentido, la contribución de la ciencia y la tecnología a la innovación sigue siendo baja, debido a la insuficiencia de mecanismos de financiamiento y a una cultura de confianza y colaboración aún débil dentro de los ecosistemas emprendedores.
Por lo tanto, las instituciones de educación superior (IES) desempeñan un papel crucial como catalizadores de la innovación climática, sirviendo de puente entre el ámbito académico, la industria y el gobierno. Sin embargo, aunque las IES en Latinoamérica gozan de prestigio, siguen siendo estructuras burocráticas y lentas para adaptarse a la rápida transformación que enfrentan los jóvenes.
El problema radica en que muchas universidades todavía no han adaptado su oferta académica para formar líderes en este campo. En consecuencia, las empresas enfrentan dificultades para encontrar talento capacitado y terminan improvisando soluciones o subcontratando asesorías.Existe una necesidad urgente de un modelo educativo más ágil, funcional y dinámico, que permita a los estudiantes involucrarse en desafíos del mundo real, colaborar con diversos actores y desarrollar una mentalidad de innovación sistémica.
Además, el ecosistema financiero ha cambiado radicalmente. La inversión en negocios sostenibles ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Fondos internacionales como BlackRock han anunciado que las empresas que no integren criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) perderán acceso a financiamiento. En otras palabras, no contar con líderes formados en sostenibilidad es un riesgo para cualquier organización.
Fuente: Informe IDE 2024, publicado en diciembre 2024 en: https://prodem.ungs.edu.ar/